jueves, 6 de octubre de 2011

Desde el cielo.

Mirándolo me di cuenta de que "ésto" no es lo mismo. -¿Por qué?- me pregunté y allí hay una respuesta: Él ya no me ama.
Yo sigo llorando por ésto, él está aquí pero siento que me dejó. No puedo escuchar un "te amo", él nunca dice eso, nunca más.
Sentada en el piso, pensado sobre todo esto que esta pasando, llorando, me pregunto -¿que debo hacer?- y de repente me doy cuenta que tengo que dejarlo ir.
Él se despertó, me levanté y murmuré -te amo- pero el se fue de la habitación como si no me hubiera escuchado, o visto. Lo seguí, él estaba en la cocina, tomando unas pastillas -¿estará enfermo?- me pregunté y preocupada me acerqué. Rogué a Dios que no sea algo malo.
Unas horas más tarde él estaba tirado en el piso, sosteniendo una carta en la mano para sus padres.
La carta decía: No puedo vivir sin ella... Ella se ha ido, yo también.

Agustina.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Adiós a las armas.

El viento se levantó de la noche y, a las tres de la madrugada, bajo una lluvia torrencial, empezó el bombardeo. Lucharon en la oscuridad, bajo la lluvia y un contraataque de los hombres de la segunda línea los rebatió. Hubo un gran bombardeo sobre todo el frente y bajo la lluvia, un gran disparo de cohetes y un tiroteo violento de ametralladoras y de fusiles. No volvieron y se restableció la calma, y entre ráfagas de viento y de lluvia, podíamos oír, muy lejos, el intenso fragor de un bombardeo hacia el Norte."
Los heridos afluían al puesto. A unos los traían en camillas, otros andaban, otros llegaban cargados a la espalda de soldados que avanzaban a través de los campos. Estaban empapados hasta los huesos y horrorizados. Llenamos dos ambulancias con las camillas que subían del sótano del puesto de socorro, y, al cerrar la puerta de la segunda ambulancia, noté que la lluvia que me cubría el rostro se había convertido en nieve. Los copos caían rápidos y espesos con la lluvia.

Ernest Hemingway.
Premio Nobel de Literatura 1954.

El amor es más fuerte.

Nervios, felicidad y amor era lo que Juan sentía en ese momento. Sus manos temblorosas denotaban lo nervioso que estaba, sus ojos, todo el amor que sentía por ella, cuando la miraba, esa mirada penetrante que gritaba: ¡ella es mia, cuánto la amo! Y en sus labios, en sus labios tenía una hermosa sonrisa causada por la felicidad.
Emma, de pie frente a la ventana, estaba concentrada mirando hacia afuera, sintio un ruido, giro de repente y allí lo vio, ¡cuánto tiempo había pasado! Diez días, sólo diez días pero parecían una eternidad, lo había extrañado mucho, y hasta por su mente pasaban los peores pensamientos... especialmente la sensación de que la había abandonado para siempre.
Ella sonrió y le sostuvo la mirada por un momento, Juan atravezó lo que quedaba de la habitación en dos zancadas, se detuvo cerca de ella. Todo el amor que sentían el uno por el otro estaba presente ahí, en ese instante, en esa habitación... nuevamente.
Juan no paraba de sonreír, y Emma sentía que su corazón se le iba a salir del pecho. Él estaba tan contento que la levantó en sus brazos sonriendo y la besó, un pequeño beso en sus labios... Ese pequeño beso tenía un gran significado para ambos, significaba todo: su pasado, presente y futuro.

martes, 4 de octubre de 2011

Te vi...

Te vi, saliste entre la gente a saludar. Los astros se rieron otra vez, la llave de mandala se quebró... O simplemente te vi.

Sin dueño.

Tan altiva y tan sensible...
Tan diva y tan de nadie...

Ho capito che ti amo... ♥

Y los sueños, sueños son...


Increíble la presentación de "Caballo de Fuego - Congo", conocer a Flor en Rosario fue genial. Realmente una alegría enorme, estoy feliz... SOY feliz.
¡Gracias Florencia Bonelli por ser tan maravillosa!